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Pedro Arbolancha había sido enviado a España por Balboa para que informara

de su proeza de haber sido el primer europeo en llegar al mar del sur.

El sorpresivo retorno de Arbolancha, con los honores de la corona para

el adelantado, obligó a Pedrarias a darle al menos respeto político a Balboa, generando una batalla entre ambos por el poder absoluto

de las nuevas tierras y riquezas tomadas.

Casi cinco años de intrigas, escaramuzas entre los bandos, expediciones, saqueos de aldeas y matanzas de indígenas continuaron en medio la rivalidad. Uno de los dos tenía que caer. Y mientras el adelantado se escondía en Acla para construir los navios a bien de emprender la expedición al Pirú (Perú), Pedrarias sentía cada vez más el peso de su ancianidad. Pero las ansias del viejo gobernador por reivindicar su nombre y trayectoria, su experiencia y su alevosía, se unieron para darle un plan con el cual sacar del camino a Balboa, antes que éste lo hiciera con él. Pedrarías le dio en compromiso de matrimonio a su hija, María de Peñalosa, aparentando con esto la paz entre los dos y de inmediato envió a España al obispo Quevedo, el protector de Balboa, a realizar los trámites. Mas en lo oculto, era solo un paso para lograr sus pretenciones.

Balboa ¿Héroe o Villano? y el Mar del Sur

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